domingo, 18 de diciembre de 2011

Capitulo 10.

En cuanto Alvaro y yo nos separamos, me di cuenta de que llevaba todavía el aurícular puesto. A saber cuantas canciones habían sonado, y yo no me había dado ni cuenta. Me puse el otro auricular y subí el volumen.
"Mirame y dime que, lo nuestro ya se fué, que murió, se esfumo el sueño... El sueño que aun me cuesta olvidar" Estaba sonando Volver de Auryn. Justo la parte en la que cantaba Alvaro. Alvaro... ¿Porque narices mi amor platónico tenia que llamarse igual que mi amor no correspondido?

Llegué a la puerta del instituto. Laia ya estaba allí con las demás. Al verme se sorpendio de mi actitud.
-¿Y esa sonrisa? Quiero decir, que me alegro, pero, ¿a que se debe?
Puse los ojos en blanco y me mordí el labio inferior. Siempre solía hacer eso cuando estaba emocionada por algo que me había pasado con Alvaro, y Laia lo sabia.
-¿El? Cuentame tía!-dijo.
-Luego, luego.
Laia me dio un abrazo y se fue a hablar con Alex, su novio.

Entonces vino Inés, acompañada de Lourdes y de Alba. Las tres eran un año mas pequeñas que yo, pero las tres eran enormes a mis ojos.
-¿Como estas tonti?-pregunto Lourdes.
No menciono nada de Alvaro, ya que Alba, no lo sabia. No es que no confiara en ella, simplemente, no me había apetecido contraselo.
-A mi me tienes que contar que te ha pasado estos días para que llores ¿eh? -dijo abrazandome.
Entonces me acorde de que ella tambien lo había pasado mal estos días.
-Si, tu tambien tienes algo que contarme. Tenemos una conversación pendiente.
Tras esto cogí a Inés y me la lleve a una esquina.
-Me acaba de pasar algo increíble esta mañana. Luego te lo tengo que contar. Pero, hay una mala noticia.
-¿Que?-preguntó.
-Esta tarde ya no vuelve. Se va ya del insti.
Las palabras habían salido de mi boca, pero me sentaron como una bocanada de aire frio. Las mariposas de mi estomago se quedaron congeladas. Aun me costaba creer que de aqui dos días Alvaro se iba a Madrid, para siempre.

Subimos a clases. Yo estaba animada. Si, hoy era su ultimo día de instituto. Si, estaba bastante hecha mierda por eso. Pero, lo que acababa de ocurrir minutos antes, eso no me lo quitaba nadie.
Desde mi asiento, miraba por la ventana. Deseaba que Alvaro apareciera por ahí. Nuestra despedida había sido muy desagradable, pero, al fin y al cabo, había sido todo muy bonito, y raro. Apareció por ahí, con Dani. Miró dentro de clase, y sus ojos se pararon en mi. Le hice una sonrisa. Una sonrisa de complicidad, de secreto, de cariño. Pero el no me la devolvió. Aparto la mirada de mi, y siguió andando. Con su chulería. Como siempre.

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