miércoles, 14 de diciembre de 2011

Capitulo 6.

Pensé que a Álvaro le daba igual que yo estuviese triste... Me había visto llorar y no se había dignado a decirme nada.
Cuando lo vi en el pasillo, ni le miré, intenté pasar de largo lo mas rápido posible. Pero alguien ne agarró del brazo.

-¿Que pasa? ¿Porque lloras?-dijo.

¿Y que le decía yo entonces? ¿Le gritaba ahí, en medio de todos:"Que te quiero Alvaro y no quiero que te vayas, que ahora estábamos bien."? No podía decirle eso.Vale, me había enfadado con el por no preguntarme que me pasaba, y cuando me lo preguntó yo no contesté.

-Ah. Nada. Tonterías. -fue lo único que pude decir.

Entonces vino Cristina y se lo llevo para hablar con el. Carlos, había escuchado la pequeña conversación y aprovecho ese momento para alejarme de la gente.
-¿Es por el no? Estas mal porque se va.-dijo.
-¿Tanto se nota?
-Yo si te lo noto, tía.
Suspiré.
-Ya sabes lo que opino al respecto. No me gusta que estés mal por el. Sabes que no vale la pena.-dijo abrazandome.
Cada vez que alguien me abrazaba me entraban ganas de llorar. Por lo idiota que era, dejando hundir por algo así. Sabia lo que todos sentían por mi. No era compasión, era lastima.

Estuve las ultimas horas de clase sin hablar. Y para lo que soy yo, estaba claro que algo me pasaba. Cuando miraba a alguien o me hablaban tenia ganas de llorar.

A la hora de salir no espere a nadie para irme a casa. Tampoco nadie me echaría de menos. Me puse uno de mis cascos, abrí mi lista de "Robbie Williams", empezó a sonar "She is the One" y comencé a andar.

Cuando estaba ya cerca de mi casa, un hombre me paró.
-El mundo va a desaparecer, y tu tambien.
Le mire con una de mis caras, esas que siempre pongo yo. Esas que según Alvaro, son mis caras de mala leche.
Seguí caminando y escuche como alguien empezaba a silbar. Sabia quien era. Lo sabia. Pero no quise girarme.
-Paula- susurro en alto.- Paula.- Volvió a repetir.
Esta vez me giré. El acelero el paso y llego hasta donde estaba yo.
-¿Que te ha dicho?
-¿Quien, el hombre? Que el mundo va a desaparecer y yo tambien.
Empezó a reír. Yo tambien. Su sonrisa siempre provocaba la mia.
-Es que, ¡le has puesto una cara!
-Si. La mia de mala leche ¿no?-sonreí.

Mierda. Habíamos llegado a mi portería.
-Bueno. Me voy.- Y eso hizo. Se fue. Tan seco.

Llegué a mi casa y encendí el ordenador para ver si había alguien a quien poder contarle lo que acababa de pasar.
En mi lista de "contactos interesantes" solo estaba el. Tras pensarmelo mucho, le abrí.

-Hola. ^^ Que, al final ¿cuando te vas a Madrid?
-El finde que viene ya.
-AAAAAAH. ;)

Solo le quedaba una semana. Una semana y todo se acababa. Otro amor añadido a la lista de los imposibles.

Cerré el Messenger sin despedirme de el. Y aunque eran las seis de la tarde me metí en la cama. No pretendía dormir, pero de tanto llorar estaba cansada y acabe haciéndolo.

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