sábado, 10 de diciembre de 2011

Capitulo 2.

Habían pasado ya dos meses desde que empezó el curso. Y cada día que pasaba, sentía que todo iba a peor. Laia se había echado novio. Si, estaba feliz por ella, llevaba enamorada perdidamente de él desde hacia dos años por lo menos, y se lo merecía. El caso es, que desde que tenia novio, yo ya no era tan imprescindible en su vida. Mi otra mejor amiga, Rocío, se cambió de instituto, y ya no tenía a nadie con quien estar. En mi clase eramos cuatro gatos, y todos tenian su circulo de amigos formado. A menudo, cuando salía al baño, me paraba al final del pasillo y observaba a la gente. Todos reían, hablaban, paseaban... Nadie se daba cuenta de que al fondo, había una chica, una chica que iba de fuerte por la vida, pero que era débil, y que se sentía sola. Supongo que a veces tienes que darte a ti misma permiso para no ser fuerte por una vez. Nadie se paraba a mirarme, y si alguien lo hacia no se percataba de que estaba fatal. Quizá la sonrisa de mi cara lo camuflaba. Siempre he sido caracterizada por mi gran sonrisa, todos piensan que soy muy alegre, que pocas veces estoy mal. Pero eso no es así.
Luego estaba Dani. Antes era mi mejor amigo. Si, antes. Su vida había dado un giro inesperado esos últimos meses. Se dio cuenta de que su vida era una mierda, y desde entonces se comportaba como tal. Como un mierdas. Todos hablaban de él. Yo los escuchaba, y me dolía, a mi me sigue importando. Pero ya no hablábamos. Según el, ya nada era como antes, y ya no nos llevábamos, pero no le pasaba nada conmigo. Si, ya, claro.
Y todo esto influía en el insti. Yo siempre había sido una empollona. Siempre le había dado importancia a los estudios. Pero este año, este año todo me daba igual. En mi mente solo estaban todos los problemas.
Y de golpe, entre tanta gente, apareció él. Quizá es lo único bueno que me podía estar pasando. Desde el primer dia de clases, nuestra relación había ido mejorando. Ahora me hablaba, de vez en cuando. Cuando no ninguno de sus amigos estaba cerca. Pero luego a la salida, todo cambiaba. Parece que cruzar la puerta del instituto era cruzar un portal mágico. Todo cambiaba. Fuera yo no existía para él. Pero yo me conformaba. ¿Como no me voy a conformar? Al fin y al cabo, él es lo único que me quedaba en ese antro infernal, lo único por lo que iba con una sonrisa cada día.

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