lunes, 26 de diciembre de 2011

Capitulo 14.


Odiaba toda esta situación. Siempre había odiado a las personas que de un pequeño problema hacen un mundo, y ahora era yo la que tenía esa actitud. ¿Entonces me odiaba a mi misma no?


Llegué a casa, y, para variar encendí el ordenador. Él estaba conectado en Messenger. Abrí su ventana y le escribí "hola" pero no lo envíe. Lo deje ahí, durante 20 minutos, y no, no exagero, fueron exactamente 19 minuto con 50 segundos.  Opté por mandarlo por si daba la casualidad que se desconectaba y me maldecía el resto de la tarde por no haberle hablado.
Al final de la frase le añadí una sonrisa y pulsé enter.

*Hola :)
*Eyy
*Hoy te he visto jeje: $
*Y yo a ti.
Mierda, estaba modo borde.
*Oye, que siento no haberte saludado.
*No pasa nada :)
*Sabes? Te voy ha echar de menos, aunque no me haya despedido de ti (y juro que eso me ha dado mucha rabia.)
*Ya. Me lo imagino.
*El que?
*Que me echarías un poco de menos.
Creído. Pensé.
*Pues eso. Que te vaya muy bien en Madrid. Ya solo te quedan dos días aquí. Me gustaría haberte dicho adiós como dios manda, y no a través de una pantalla, pero bueno. Me ha gustado verte hoy.... Por ultima vez... :)
*Estaré los dos días dando vueltas por el barrio, seguro que me ves. Ven y me dices algo no? :$
*Vale, venga. Si te veo te digo algo.
*Así me gusta.


Continuamos hablando de nuestras cosas, de nuestras familias... De todo un poco en general, pero cosas sin importancia, aunque para mi si eran importantes. Me alegré mucho de que hubiese contestado así. Cada día le quería mas sabéis. Estaba loca por el. Que idiota había sido en desaprovechar la oportunidad que hace un tiempo atrás tuve.


Esa tarde estuve con Rocío. Nos pusimos al día de todo. Ella me contó que al final Javi se le había lanzado y estaban de rollo. Ya veis, todas conseguían al suyo, y yo, ahí, con el moco, esperando a que pasase algo.
Por la noche, abrí a la gente importante, como Inés, Laia, Ángela... Y les conté mi conversación con Álvaro. Tal vez no parecía gran cosa, pero a mi me había animado muchísimo.


El sábado estuve durmiendo hasta las 2 del mediodía. Me levanté. Comí. (Odio eso. Levantarme y comer en seguida, es una situación nauseabunda.) Y me fui a buscar a Alba, para nuestra terapia de llanto. Me alegré mucho de verla. Alba había sido muy amiga mía hace un tiempo, pero sin saber porque nos alejamos, y últimamente parecía que nos volvíamos a hablar tanto como antes, y eso me parecía genial. Alba era monísima y una gran amiga.
Nos sentamos en un banco del parque grande de mi barrio. No es un parque especialmente bonito, pero es de las pocas cosas decentes por ahí.
-Por fin! A ver; explícame Paula, ¿que te pasa?

Me encantaba Alba, siempre directa al grano.

-A ver. Pues eso, que es una chorrada...
-Que me da igual! Que me cuentes!
-Pues... Es, por alguien que se va...
-Vale. Álvaro. Eres idiota tía, te lo prometo. Ya hace mil que estas por él ¿y cuanto te ha echo sufrir eh? Dime ¿cuánto?
-Ya, pero también es el que me saca las mejores sonrisas!
-Buf. Tópico barato. No me gusta. No me gusta que estés tirando todo este tiempo a la basura detrás de él.

Seguimos discutiendo un rato más. Sé que Alba me lo decía por mi bien, como todos. Pero yo no podía evitar quererle. No se elige a quien se quiere... Tenía derecho.

-Y tú ¿que te pasaba a ti?
-A ver. Eres la única persona a la que se lo digo, así que por favor te lo pido. Calla.
-Claro, ¿cuando he contado algo tuyo?
-Es verdad...

Hubo una pausa.

-Me gusta otra vez Adrián tía. Es penoso. Yo que creía que después de todo lo pasado ya le había olvidado... Y tiene novia encima. Pero me mira y, no puedo... No puedo.

Adrián era de mis mejores amigos de toda la vida. Él y Alba ya habían estado juntos durante poco tiempo. Yo conocía muy bien a Adrián, y sabia que lo de la novia no era ningún problema.

-No la quiere. Te lo digo yo. La va a dejar el martes que viene, que la va a ver. Me lo ha dicho.

Le sonreí. No me gustaba la novia de Adrián, así que en el fondo me alegraba de que no la quisiese.

-¿En serio? Que bien. ¿Pero seguro que la deja?
-Que si. Y si no la deja, me da igual, no le quiere. Y si lo intentas tienes tu oportunidad.
-Al final la terapia de llanto acaba siendo de sonrisas.
-Te quiero, Alba, gracias por todo.

Nos despedimos, y decidimos que debíamos quedar más veces, que hablar y tener nuestras terapias era maravilloso.

Cuando llegué a casa tenia un mensaje en el twitter de Laia: "Conéctate. Te tengo que proponer una cosa."
Miedo me daba. ¿Que querría ahora?

No hay comentarios:

Publicar un comentario