sábado, 7 de enero de 2012

Capitulo 18.

Ya habían pasado dos semanas desde la última vez que hablé con Álvaro. Y ya hacía una semana que estaba en el pueblo, cuidando de mi abuela. Había empeorado mucho, se la habían llevado de urgencias, y alguien tenia que quedarse con ella para cuidarla, hasta que estuviese lo suficientemente bien, como para traerla a casa. Sin pensarlo dos veces me ofrecí voluntaria. A parte que queria cuidar de ella, porque, mi abuela era, y es, lo mas grande que tengo, necesitaba hacerlo. Necesitaba irme lejos de mi barrio. Necesitaba huir de la gente que, queriendo o sin querer me torturba psicologicamente. Me sentia absurda. Lo estaba pasando realmente mal. ¿Bullying? No creo que llegara a eso, pero si, lo pasaba bastante mal. A parte, necesitaba irme de cualquier sitio que pudiese recordarme a Álvaro. No me llevé móvil, y como era casa de mi abuela tampoco había internet. Si, me alejé de mi mundo durante toda la semana.  Y el instituto, bah, que mas daba, las asignaturas que ya me quedaban pendientes, las daba por perdidas.


Cuando mi abuela estuvo mejor, mis padres volvieron a buscarnos y volvimos de nuevo a mi barrio. Un domingo por la noche. Lo que suponia, que al dia siguiente, volvería a ir a clase. Otra vez tendría que ver a todo el mundo. ¿Que habría pasado durante mi corta estancia fuera? Que mas daba.




A la mañana siguiente me desperté, aunque me negué a hacerlo. Mi madre no podia soportar que me hubiera perdido una semana de instituto, así que no iba a permitir que me saltase otro dia mas. Me saco de la cama casi por los pelos. Me vestí, pero no comí nada. Ni siquiera cojí algo para la hora del patio. Salí de mi casa y me puse la música. Despistaos. Es increible, siempre que estaba mal, Despistaos me hundia mas. Por eso me gustaban tanto. Si, soy masoca. Miré la hora. En 1 minuto, laa recpecionista del instituto cerraría la puerta, y otra falta más acomulada. Eché a correr. Cuando estaba a punto de llegar, vi algo que me detubo. ¿Álvaro? Con una tia. No, no podía ser. Estaba en Madrid. Pero la chica esa, era. Si, ¿Judit? Increíble. Ya volvía otra vez yo y mis paranoias.


Llegué a tiempo al instituto, pero todavía con la cara de susto, por haber visto al clon de Álvaro.
-PAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAULA.- Laia me saltó por detrás.- No sabes lo que se te ha echado de menos, te tengo que poner al dia de un montón de cosas.
-Uf, si, llevamos una semana intentando contactar contigo para contarte que- comenzó Angela.
Laia le echó una mirada, y Angela calló.
-¿Para contarme?
-Nada, ya lueg te cuento. Y esa cara de susto, ¿tan pocas ganas tenias de vernos?- preguntó Laia.

En ese momento entro en la clase Judit. La miré, me miró y sonrió.

-Paula, ¿estas bien?- preguntó Laia.
-Si. Bueno, no.
-¿Que pasa?
-Que, bueno, son paranoias, pero... Bueno da igual.
-No, cuenta, cuenta. - insistió Maria.
-Me ha parecido ver a Álvaro, ahí en la puerta. Ha sido muy raro. Era un chico que se parecía a el bastante. Estaba con Judit.
Maria miró a Laia. Laia bajó la cabeza.
-Chicas, ¿que pasa?- pregunté.
-Han pasado muchas cosas en una semana Paula... Una de ellas...-dijo Laia.
-Una de ellas es que Álvaro volvió al dia siguiente de marcharte tú. Con intención de quedarse.- acabó la frase Maria.

No me ví, pero lo noté, me puse palida.

-¿Ha vuelto? Entones, ¿era el?- pregunté.
-Si, a los dos dias de volver, quedo con Judit y toda esta gente. Ya sabes que él habia estado detrás de ella para liarse y tal. Y Judit, al volver él, le dijo que porque no.-explicó Laia, con su mano sobre mi hombro.
-Pero, pero...-eché a llorar.-Es un capullo.
Me abrazaron.


Ya era el medio dia. Me habia pasado toda la mañana, mirando mal a Judit. Que guarra. La odiaba. Iba siempre con su sujetador enano, para que se le marcasen más los botones que tenia como pecho. Y siempre con los pantalones anchos, para que se le cayesen y enseñara más el culo. Siempre provocando. Cada día un ligue nuevo. Si, cada día. Pero con Álvaro llevaba algo más que un dia. Joder.


Antes de salir por la puerta, Laia me paró.
-Paula, está ahí Álvaro, si quieres salimos por la puerta trasera.
-No da igual, me voy ya.

Le eché todos los ovarios que no había echado nunca y salí. Judit y Sofía pasaron por delante de mi, y llegaron hasta donde estaba Álvaro. Les miré. Álvaro me estaba mirando.

-Cabrón- pensé.- No podias volver ¿eh? Me querias ¿no? Cabrón.
Seguí caminando y me paré al lado de Sofía, mi vecina.
-Sofia, ¿vamos?-le dije.

Álvaro continuaba mirando.

-Si, ahora, que Judit se viene a mi casa. ¿Vamos?
-Si.-dijo Judit.

Le sonreí. Falsamente. Increiblemente falsa. Me devolvió la sonrisa. Y se acercó a Álvaro para besarle.
Me crucé de brazos, apreté los labios y me quedé mirando a Álvaro, para intimidarlo. No le hizo efecto. Le siguió el beso.

-Vamos.-dijo Judit.-¿Tu te vienes por ahí no cari?
-Eh, yo, no sé.-dijo Álvaro.
-Si, vamos.- le agarró de la mano y tiró de Sofia.

No, me negaba a ir todo el camino, con ellos dos cogidos de la cintura. Me negaba. Me quedé quieta.

-Paula, ¡vamos!-gritó Sofía.
-Esta bien Paula-pensé-cascos y la vista hacia otro lado. Haz ver como si no te importase en absoluto Álvaro.

Y les alcancé.

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