sábado, 14 de enero de 2012

Capitulo 23.


Me encontraba yo mordiéndome el labio, asustada por si me había pasado, cuando ví a Álvaro salir de su casa. Llevaba unas llaves encima, y un cabreo, también. Lo vi acercarse a una moto. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba subiéndose a la moto? Pero si no tenia carnet.

Ufs. Era un inconsciente. Siempre hacía lo que le venía en gana. Le vi arrancar la moto y alejarse de la calle, hasta que lo perdí de vista.

Me negaba a volver a mi casa. Era lo último que me apetecía, así que decidí acoplarme a casa de Laia, sin que ella lo supiese.

Iba camino de casa de Laia, cuando me crucé con Eric y un par de amigos.

-Mudita.-saludó.-¿Has hablado ya con él?

Asentí.

-¿Que pasa?
-Nada.

Les hizo un gesto a sus amigos en señal de que se fuesen, que tenía que hablar conmigo.

-¿Que ha pasado mudita? ¿Otra vez os habéis puesto como ayer?
-Peor.
-¿Peor?
-Si. Hemos discutido mucho, y le he dicho cosas, cosas jodidas. Y, él, ha cojido una moto y se ha ido.
-¿Una moto? ¿Qué dices?
-Joder, tenía que haberle dicho que no lo hiciese. Lo siento.
-Tranquila. No es la primera vez que sube en una moto. Ya volverá.
-¿Seguro?
-Claro mudita, tranquila.

Me despedí de él y llegué a casa de Laia. Nada más abrirme la puerta me derrumbé en sus brazos.

Le conté todo lo que me había pasado durante el día. Y también le conté, las distintas conversaciones que había tenido con Álvaro a lo largo de la semana. Dieron las 10.

-¿Quieres quedarte a cenar?- preguntó Laia, cuando ya estaba un poco calmada.
-Es lo que te iba a decir ahora, ¿puedo quedarme a dormir? No me apetece volver a casa.
-Claro que puedes, lo sabes.

Le envié un sms a mi madre. Le dije que Laia había tenido problemas con la familia y que me quedaba porque necesitaba mi apoyo. Le pedí perdón, por haber desaparecido de casa todo el día.

Pedimos una pizza y la comimos. A eso de las doce a Laia le llegó un sms. A medida que iba leyendo se le fueron llenando los ojos de lágrimas.

-Laia, ¿qué pasa?

Me pasó el movil. No podía ni hablar. Era un sms de Álex.

"Laia. Lo siento. Pero Mary me ha dicho que quiere volver, que porque no lo intentamos y me he dado cuenta de que no la he llegado a olvidar. Espero que puedas perdonarme, pero, se acabo lo nuestro como algo más que amigos."

-PERO QUE CAPULLO.-grité.

Al escuchar eso Laia hechó a llorar todavía mas. Pues si, menuda mierda de vida la mía. Estoy yo mal, y mi mejor amiga igual. ¿Quién animaba a quien?

-Laia, venga, joder, no llores. No me hagas esto. No te hundas.
-La zorra de Mary. ¿Porque coño se tiene que meter?
-Ya lo sé cariño, ya lo sé.

Cuando Laia se calmó, se me ocurrió que le llamase, y que se desahogase. Que se lo merecía. Me hizo caso.
Marcó su numero  y puso el altavoz.

-¿Laia?
-Hola capullo.
-¿Estas enfadada no?
-¿Que si estoy enfadada? Eres un cabrón. Y a parte muy poco hombre. No tienes los cojones necesarios para decirme a la cara que me dejas por otra. Por tu ex. Por Mary.
-Laia...
-CALLATE. Estoy hablando yo. No me vuelvas a dirigir la palabra, ni la mirada. Ahora mismo me siento una completa imbécil. Luchando por ti dos años, para que en dos dias llegue la zorra de tu ex, cansada de ir de flor en flor y te diga de volver, y tu como chupa culos, detras de ella que vas. Pues muy bien. Que te vaya genial. Que no te deje de aquí dos dias por otro que esté mucho más bueno que tú. Que no es dificil. Que te den.

Y colgó.

-Neni, ¿los tios son todos igual de cabrones?-le pregunté.
-Espero que no, porque si es así, estamos perdidas.-suspiró.

Nos pusimos la tele. Estaba claro que ninguna de las dos pensabamos dormir. Y así nos pasamos, viendo la tele hasta las 5 de la mañana, en silencio. De vez en cuando alguna soltaba algún comentario.

-Que bueno está ese tio ¿no?
-Ya ves.

O.

-Pues esa colonia la quiero yo, que la tiene mi prima y huele muy bien.
-Ay no sé, no la he olido. Yo es que prefiero las de melón.

A las cinco de la mañana, mientras veíamos el vigésimo quinto capitulo de Las Chicas Gilmore, me sonó el móvil. Lo miré y casi se me cae, cuando, vi en la pantalla quien era.

-¿Quien es a esta hora Paula?

La miré.

-Es Álvaro.
-¿Álvaro? ¿A las cinco de la mañana tras haber discutido contigo? Que raro.
-¿Se lo cojo tía?

No me dió tiempo. Se colgó. Pero al cabo de medio minuto volvió a insistir.

-Vuelve a llamar, eso es que no se a equivocado.
-Entonces, ¿se lo cojo?
-Vale. A ver que quiere.

Descolgué.

-¿Paula?

No era Álvaro.

-¿Eric?
-Si soy yo. ¿Donde estás?
-En casa de una amiga, ¿porque? ¿Que pasa?
-Tienes que venir a mi casa. Tenemos que ir al hospital.
-¿QUE? ¿Al hospital? ¿QUE PASA?
-Ven...

Colgó.

-¿Que pasa Paula?-preguntó Laia.
-Era Eric, dice que vaya para su casa, que tenemos que ir al hospital.
-¿Para?
-No sé.
-Oye, que igual es una broma, o yo que sé, te quiere hacer algo, ¿voy contigo por si acaso?
-No, no, no hace falta.

Cogí mis cosas y salí corriendo hacia casa de Álvaro y Eric. Si corría en 2 minutos estarí en su portal.

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