domingo, 8 de enero de 2012

Capitulo 19.

Llegamos a casa. Sofía era mi vecina, pero no vivíamos en la misma portería, ella vivía en una de antes. Me despedí de ellos con la mano, y seguí bajando la calle, hasta llegar a mi portería. Viva mi suerte, se me cayeron las llaves, una vez había conseguido sacarlas. Las recogí y cuando levanté la cabeza, Álvaro pasó por mi portería y me guiñó un ojo con ironía.




-ERES UN CAPULLO-grité. Él ya había desaparecido de mi vista, pero volvió sobre sus pasos.
-¿Un capullo? ¿Y eso porque doña borde?
-¿De que vas? Deja tu buenrollismo para otra.- Estaba nerviosa. Quería gritar, pegar, morder a alguien. Se me volvieron a caer las llaves.


Esta vez fue Álvaro quien me las cogió.


-Damelas.
-¿Porque? Lo que se encuentra uno, se lo queda.
Ogh. Le odiaba. Que arrogante.
-Que me las des, imbécil.
-Veo que sigues igual de borde que siempre. No has cambiado en dos semanas ¿eh?
-Tu también sigues igual de estúpido por lo que veo. ¿Me las das?
-Toma. 


Las cogí al vuelo y me disponía a abrir la puerta.


-Con tu novio, ¿también eres así?-soltó.


Me giré.


-¿Que novio?
-El tuyo.
-Mira, dejame en paz ya, ¿vale? Vete a darle el coñazo a tu novia.
-¿Que novia?-dijo riendo.
-Mira, están los idiotas menores, los idiotas mayores y luego estás tu, que no tienes remedio. ¡Que te vayas!
-¿Porque? Yo sigo estando en la calle, ¿no lo ves? Puedo estar aquí si quiero, eres tu la que te estás quedando para hablar conmigo. Eres tu la que puedes abrir la puerta y dejarme aquí solo. 
Mierda. Tenia razón. ¿Porque me quedaba ahí? El era imbécil, pero yo más. Menudo par de imbéciles eramos.
-Esperas a tu novio ¿o que?
-Joder. ¿Que te ha dado a ti con eso? ¿Porque lo dices?
-Porque me han contado, que un día te vieron muy mimosina con uno ¿eh? Me alegro mucho doña Borde.
¿Que? ¿Que se suponía que estaba diciendo? ¿Que mimosina ni que ocho cuartos?
-Mira, dejame ya con tus estupideces.-abrí la puerta.
-Vale. Que te vaya bien con... Pablo.-dijo eso último con asco. Yo sabía que desde que Pablo llegó al insti, Álvaro le tenia un asco increíble.


Volví a cerrar la puerta y me acerqué mas a él.


-¿Pablo? ¿Que dices?
-Si, que te vieron muy bien con él en el tram ¿eh? 


Flipa. ¿Es por eso que estaba él ahora con Judit?


-¿PERO QUE DICES? No tienes ni idea de nada, chaval. Vete. Largate a Madrid y no vuelvas más.
-Mas quisieras tú, he venido para quedarme. A parte, está Judit.-dijo sonriendo falsamente.


Empezaron a salirme las lágrimas. Abrí la puerta. Me giré. Le saqué el dedo corazón, y me metí para dentro.
Vi como se encogía de hombros y suspiraba y echó a caminar.




Cuando llegué a la tarde, Pablo vino a hablarme, y notó que algo me pasaba.


-¿Que te pasa cielo?
-Eh, a, nada.
-No me digas que nada. Aunque estés mal sonríes, a no ser, que te haya pasado algo reciente. ¿Que ha pasado?


Me quitó el pelo de la cara.


-¿Tu sabias que Álvaro está con Judit?
-¿Está con Judit? ¿Que dices?
-Si. Desde hace unos cuatro días o así... Y encima me he tenido que ir con ellos a casa y luego-empecé a llorar de nuevo. Que rabia. Que niñata estaba siendo.
-Eh,eh, ya está, no me llores. Ya me contarás cuando estés mejor.-dijo abrazándome.


Le conté en un segundo toda la conversación.


-Es un gilipollas Paula, deja de sufrir ya por él.
-Pero...
-¿Pero que? Que estás ¿esperando aún a que cambie? ¿Porque no le dejas ya? Busca a alguien que te trate con respeto, alguien que siempre te haga sonreír, y no te haga llorar.
-Él me hace sonreír.
-Pero a uno, que te haga sonreír incluso en los malos momentos, aún cuando estás enfadada. Alguien que lo dejaría todo si te ve mal. ¿Lo hace él?
-No...
-Pues se acabó. No quiero volver a verte llorar por él. Paula por dios, tienes quince años, no se te acaba el mundo ¿sabes? Hasta tu misma te das cuenta, solo que te pones vendas.




Expiré. Siempre me decían lo mismo, pero Pablo había conseguido decírmelo de una manera tan clara, que no le 
puede replicar. Yo sabía que todos tenían razón. Le abracé, muy fuerte. Bendito el día en que decidí pedirle apoyo.

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