martes, 10 de enero de 2012

Capitulo 21.


-¿Diga?-dijo al otro lado del telefonillo.
-Álvaro soy yo, abre, que subo.
-¿Mónica?
-¡Que abras!

PRRRRRRRRRRRRRR.

-Pasa.-dijo Mónica.
-No se yo, no es muy buena idea...-medité.
-¡Que pases!

Que remedio. Pasé.

-Ahora cuando lleguemos pico yo al timbre y tú te alejas a un lugar donde la mirilla no pueda alcanzarte ¿vale? Y cuando abra entras.

Asentí.

Subimos, pero la puerta estaba ya abierta. Álvaro la había abierto y se había vuelto a su cuarto.

-Genial. Podemos pasar con total libertad.-me dijo.- ¿Álvaro?-preguntó a continuacion.
-Pasa, pasa.

Cerré la puerta y seguí a Mónica por el estrecho pasillo hasta que ella dobló la esquina y se introdujo en una habitación. Yo me quedé en el pasillo y roté sobre mis pies. ¿Que se suponía que estaba haciendo allí? Me iba, decidido.

En ese momento, de una de las habitaciones que ya había dejado atrás, salió un chico de unos veintipoco, con una toalla por la cintura, parecía salir de la ducha, y al verme quedó extrañado.

-Hola. ¿Quien eres?-preguntó alborotandose el pelo.

No dije nada. A parte de que estaba hecha un flan, porque estaba en medio de la casa de Álvaro sin que él lo supiera, ese chico estaba muy bueno y era guapísimo, y me quitó el habla.

En ese momento salió Mónica.

-Paula, ¿qué haces? ¿Quieres venir?

Mi salvadora.

-Hola Eric. -dijo hacia el chico.-Hemos venido a ver a tu hermano.
-Aaah. Y tu amiga ¿es muda?-dijo riendo.

Mónica miró para que contestase, pero al ver que yo no tenia intención de hacerlo contestó por mi.

-No sé. Tiene vergüenza creo. Movidas, ya te enterarás.
-Vale. Bueno hasta luego Mónica. Adiós mudita.-dijo sonriendo. Y que sonrisa. Con su sonrisa dejaba cautivada a cualquiera, estoy segura.

Pero espera, ¿había dicho mudita? ¿Que mania tenian en esa familia de poner motes?

-¿Mónica?-se escuchó por toda la casa.- ¿Vienes o qué?-era Álvaro.
-Vamos.-me dijo.

Llegamos a la puerta de la habitacion y en cuanto Álvaro nos vió le cambió la cara.

-¿Que coño haces en mi casa?-gritó.
-Tiene que hablar contigo, sobre algo. Bueno, yo me voy que llego tarde.-dijo Mónica cogiendo su bolso y marchandose por la puerta.

Que capulla. Me había dejado sola. Me iba, estaba claro que me iba.

-¿Qué quieres? Has venido a defender a tu novio, ¿verdad?
-Primero, no es mi novio. Segundo, si, he venido a defenderle. Dejale en paz.
-No.
-Si.
-¿Te crees que te voy a hacer caso a ti?
-No, por eso se lo pedí a Mónica, pero ya ves como ha salido todo.
-¿Y tu quien eres para decírselo? No tienes nada que ver en el tema, no tienes porque meterte.
-Si que tengo que ver.

Se rió a carcajada bestia.

-¿De que te ríes?
-¿Te crees que si quiero pegar al idiota este es por ti? No me importas, Paula. Me das igual ya. Si le quiero pegar es porque se ha metido con mi familia.
-Bien, pues tu pegale.
-Te lo prometo.
-Ya verá la policia luego que hace contigo, cuando les avise.
-NIÑATA.-gritó tirando su lámpara de la mesita de noche contra el suelo.
-ERES UN JODIDO ANIMAL.

Entre todos los gritos y golpes, vino su hermano alarmado.

-Eh, ¿que pasa aquí?- entones me miró, y vió como lloraba.-¿Porque lloras?

Me sequé las lágrimas, le hice a un lado y salí de esa casa.

No fuí al instituto tampoco la segunda hora. Si se iban a pegar, que se pegasen. Ya me daba todo igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario