lunes, 2 de enero de 2012

Capitulo 17

Llegué a la parada del tram, y Pablo todavía no habia llegado. Decidí sentarme a esperar en la misma parada. Entonces, un grupo de chicos, se paró al lado mío. No quise mirar quien era, me daban igual, solo quería abrazar y  hablar con alguien, pero reconocí una voz. Era de Dani. Reconocería su voz en cualquier sitio, para no hacerlo, había sido 15 años mi mejor amigo. Me giré y allí estaban todos. Toda la panda de chicos que siempre iba con Álvaro, molestando a cuatro chicos que estaban allí sentados. Me acordé de él. En serio, ¿como podía quererle tanto, a alguien así? Miré mi muñeca... Allí estaba una pulsera que me había comprado hacía poco tiempo. Ponía ÁLVARO y era de color verde. Utilizé la escusa de que la pulsera era por Álvaro de Auryn, pero estaba claro que no era solo por él.

Llegó Pablo, me dió dos besos, y yo, le dí un abrazo enorme, bajo la mirada del grupo de amigos de Álvaro. Lo necesitaba, necesitaba sentir a alguien cerca. Lo estaba pasando mal, y no solo por Álvaro, me sentía muy sola ultimamente.

Le conté a Pablo toda mi vida y el porqué de haberle llamado.  No sé si le interesaba o no, a ver, esta claro que interesante no era. ¿A que tio le importan los problemas  de una chica? Pues a esos tios con corazon, de los que quedan pocos... Pero el caso es, que Pablo fingia muy bien el interés por mis problemas.
Cuando acabé de soltarle la chapa, le dije que le invitaba a un helado. Si, un helado en pleno invierno, pero ¿y que? Necesitaba un helado.

Después de tomarnos el helado y de dar un par de vueltas más me acompañó a mi casa.
-Y ya sabes Paula, vales mucho.- me dijo.

Tenía que quedar más veces con Pablo. Me había servido de mucha ayuda y resulta que a parte de ser gracioso, era un buen amigo.


Al llegar a casa, tuve que aguantar la bronca de mis padres, por haberme ido sin avisar, y por haber llegado tan tarde a casa. Me castigaron 3 semanas sin salir. Les maldecí, les mandé a tomar viento, y me encerré en la habitación. Ahora solo me faltaba la mierda de castigo, venga hombre.

Quería hablar con alguien... Hacer algo útil... Gastar el tiempo que me quedaba antes de ir a cenar en otra cosa que no fuera el maldito ordenador. Como si me estuviesen leyendo la mente, el telefono sonó. Yo, que no soy muy partidaria de coger el telefono, esperé a que quien lo cogiese me avisase de que era para mi.
-PAAAULA.-gritó mi madre.- El telefono.

Cogí el telefono, y me tumbé en la cama. Ya tenia plan. Fueses quien fueses iba a hablar contigo, persona del telefono.

-¿Si?- pregunté.
-Paula, soy Alba, espero que no te moleste que te llame.
-Que va tia, mejor. Me aburría. ¿Que quieres?
-Tengo que contarte una cosa que me ha pasado hoy... ¿Tienes tiempo para hablar, no?
-Todo el tiempo del mundo que quieras.
-Es sobre Adrián. Esta mañana me ha llamado porque quería quedar conmigo esta tarde, y total, que hemos quedado. Y bueno, que me ha dicho, que está harto de su novia, que no la quiere, pero que no sabe como dejarla.
-Ajá. Yo tenia razón.
-Bueno total, que hemos estado hablando, y como hacia mucho frio en la calle me ha dicho que porque no subiamos a su casa, que habia calefaccion y seguiamos ahi la conversación.
-Y has subido.
-Si. Y bueno, que, que me ha besado. Y yo a él. Y luego él a mi, y...
-Y luego tu a él. Y él a ti... Queda claro, ¿y luego que?
-Pues nada, que le he dicho que le queria, que sentía mucho todo esto, porque, al fin y al cabo él tiene novia... Y me ha dicho que no me preocupase, que en cuanto pudiese la dejaba.
-Y, cuando la deje ¿que? ¿Vosotros dos que?
-No sabe. Que ya se vería me ha dicho.
-Alba, me alegro. Pero.
-¿Pero?
-Ya sabes que yo quiero muchisimo a Adrián, pero para esto de las tias es bastante putero. Me alegro de esto, ya sabes que no soporto a la novia, pero, no te hagas muchas ilusiones, porque luego si te hace daño sera peor.
-Lo sé. Voy con pies de plomo.
-Si, mejor.
-Bueno, y tu ¿que? ¿Que has hecho hoy?

Le conté todo, lo que ya he contado antes por aqui, por eso voy a omitir la conversación ue tubimos. El caso es, que mi madre me llamó para cenar, así que colgué, cené y me fuí a dormir.

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